15 de marzo de 2017
LITERATURA ANTIGUA – POESIA ÉPICA 3 – guadahumi
LA ILIADA DE HOMERO
La Iliada termina con los funerales de Patroclo.
Aquiles no se quedaba tranquilo hasta encontrar a Héctor y
retarlo en combate para vengar la muerte de Patroclo.
AQUILES Y EL FANTASMA DE PATROCLO (Fusli)
En esta imagen de Fusli se ve Aquiles que en sueños recibe
la visita de Patroclo y le dice que deponga su ira que él lo único que quiere
es recibir sepultura y que su alma pueda
descansar.
Para los griegos si los difuntos no reciben las honras
fúnebres debidas el alma no va alcanzar el descanso.
Patroclo en la Iliada se le aparece en sueños y le dice que
necesita recibir esa sepultura para descansar, pero Aquiles hasta que no se enfrenta a Héctor no
va a parar.
AQUILES CORTÁNDOSE EL PELO
Aquiles se cortó ese pelo maravilloso largo y pelirrojo
para ofrecerlo en la tumba a Patroclo rodeado de los aqueos.
Tetis y las Nereidas
Esta es de nuevo la imagen de Tetis que acompaña a sus
hermanas las nereidas con nuevas armas para el héroe y como Escamandro se eleva
en una ola como un tsunami para hacerle desistir de su matanza feroz.
TETIS Y LAS NEREIDAS DE CHIRICO
HÉCTOR Y ANDRÓMACA
(Chirico)
El título de la obra es muy revelador .
Hay un pasaje de la Iliada donde Héctor se despide de su
esposa porque sabe que Aquiles no va a parar hasta que no le encuentre y le
mate y en un momento determinado Aquiles
llega hasta las puertas de Troya y llama a Héctor a voces para retarlo a un
duelo a muerte, donde hay una escena muy sentimental entre Héctor y su esposa
Andrómaca y el hijo que tienen en común llamado Astianacte que es un bebé y se
pone a llorar desconsolado cuando su padre se pone el casco con un penacho que
se mueve y el niño se asusta. Es una despedida para siempre.
Nota: Hapax palabras inventadas y Homero lo hace.
CARTA DESPEDIDA ANDRÓMACA Y HÉCTOR
“A ella a su vez le dijo el gran Héctor, el de
resplandeciente casco: “En verdad, mujer, todo esto me afecta a mí también.
Pero siento una terrible vergüenza ante los troyanos y las troyanas que
arrastran su peplo si, como un cobarde, trato de mantenerme lejos del combate.
Y tampoco me incita a ello mi corazón, puesto que he aprendido a ser valiente
siempre y a pelear entre los primeros troyanos, tratando de alcanzar la gran
fama de mi padre y la mía propia... Vendrá un día en que perezca la sagrada
Ilión y Príamo y el pueblo de Príamo, el de la buena lanza de fresno. Pero no
me preocupa tanto el dolor de los troyanos en el futuro, ni el de la propia
Hécuba y el del rey Príamo, ni el dolor de mis hermanos...cuanto tu dolor,
cuando alguno de los aqueos de túnicas de bronce te lleve prisionera, llorosa y
te prive de la libertad. Y estando en Argos, tendrías que tejer a las órdenes
de otra y llevar agua de la fuente, una y otra vez... y un duro destino pesará
sobre ti. Y un día dirá alguno, al verte llorar: “He ahí a la mujer de Héctor,
que era el más fuerte entre los troyanos domadores de caballos, cuando luchaban
alrededor de Ilión”. Así hablará alguno algún día y tu dolor volverá a
renovarse por la falta de un hombre tal como para apartar de ti el día de la
esclavitud”. Habiendo hablado así, el ilustre Héctor tendió las manos hacia su
hijo, mas éste se echó para atrás, gritando, sobre el pecho de la nodriza de
hermosa cintura, despavorido a la vista de su padre y aterrado ante el casco y
su penacho de crines de caballo, cuando lo vio agitarse terriblemente desde el
extremo del yelmo. Se echó a reír el padre, así como la venerable madre. Y al
instante el ilustre Héctor se quitó el casco de la cabeza, depositándolo en el
suelo entre mil resplandores, y tras besar a su hijo y mecerlo en sus brazos,
dijo suplicando a Zeus y los demás dioses: “Zeus y demás dioses, concededme que
también este hijo mío sea, como yo lo soy, excelso entre los troyanos y tan
bueno por su fuerza y que reine con poder en Ilión. Y que algún día se diga de
él cuando suba del combate: “Helo ahí, es mucho más valiente que su padre”. Y
que traiga los ensangrentados despojos del enemigo que mate y que su madre se
alegre en su corazón.”
CERÁMICA QUE REPRESENTA LA BATALLA
Se va a producir
ese fatal encuentro entre Aquiles y Héctor acabando con la muerte de Héctor.
TECHO DE TIEPOLO
Donde se ve como
Aquiles ha dejado en tierra a Héctor estando a punto de rematarle mientras los
dioses observan y no contento con dar muerte a Hector Aquiles le ata a su carro
perforándolos tobillos y dar vueltas alrededor de las murallas de Troya durante
12 días y 12 noches mientras su padre Príamo contempla todo desde lo alto de la
muralla.
CERÁMICA
Noción donde se ve
a Aquiles, una Nike (Victoria) y el carrro con Héctor arrastrado.
Imagen más moderna
de Aquiles con su viga y sus dos
caballos Janto y Bari arrastrandoel cadaver ed Héctor, las murallas
descomunales que la arqueologia ha desvelado que eran así, mucho más altas de
la media, en talud.
También se ve al
jercito asombrando viendo que la colera de Aquiles no se apalaca con haver dado
muerte a Héctor, sino que además tiene que profanar su cadaver.
En EL pasaje XIX de la Iliada Janto uno de los
caballos de Aquiles le habla:
Y Janto, el corcel
de ligeros pies, bajó la cabeza ‑sus crines, cayendo en torno de la extremidad del yugo,
llegaban al suelo, y, habiéndole dotado de voz Hera, la diosa de los níveos
brazos, respondió desde debajo del yugo:
‑Hoy te
salvaremos aún, impetuoso Aquiles; pero está cercano el día de tu muerte, y los
culpables no seremos nosotros, sino un dios poderoso y la Parca cruel. No fue
por nuestra lentitud ni por nuestra pereza que los troyanos quitaron la
armadura de los hombros de Patroclo; sino que el más fuerte de los dioses, a
quien parió Leto, la de hermosa cabellera, matóle entre los combatientes
delanteros y dio gloria a Héctor. Nosotros correríamos tan veloces como el
soplo del Céfiro, que es tenido por el más rápido. Pero también tú estás
destinado a sucumbir a manos de un dios y de un hombre.
Dichas estas
palabras, las Erinias le cortaron la voz. Y muy indignado, Aquiles, el de los
pies ligeros, le dijo:
‑¡Janto!
¿Por qué me vaticinas la muerte? Ninguna necesidad tienes de hacerlo. Ya sé que
mi destino es perecer aquí, lejos de mi padre y de mi madre; mas, con todo eso,
no he de descansar hasta que harte de combate a los troyanos.
Dijo; y, dando
voces, dirigió los solípedos caballos por las primeras filas.”
Janto le está
avisando de que su muerte está ya cerca y el se enfada porque es muy consciente
de que va a morir en troya. Su madre ya kle había avisado pero el quiso asumir
el riesgo.
La Iliada se acaba
con una escena final muy enternecedora.
Después de que
Aquiles profane el cuerpo de Héctor durante días el rey Priamo padre de Héctor
va presentarse a Aquiles. El gran rey
troyano se rebaja y va al campamento de los griregos para pedir personalmente a
Aquiles el cuerpo de su hijo para rendirle sepultura, incluso arriesgando su
vida y trae un rescate según cuenta Homero.
COPA PRÍAMO BESA
MANO AQUILES
Esta noción
describe como el rey Priamo ya anciano con el gorro frigio se presenta ante Aquiles
y le besa la mano.
Homero narra: “La
mano que mató a mi hijo estoy obligadoa besarla “ y Aquiles se queda extrañado
de ver el valor de este rey y le dice que el es mucho más valeinte que su
propio comandante Agamenón. Aquiles admira a Priamo dejandoa todos estupefactos
con esa acción.
“ El gran Príamo
entró sin ser visto, se acercó a Aquiles, le abrazó las rodillas y besó
aquellas manos terribles, homicidas, que habían dado muerte a tantos hijos
suyos. Como quedan atónitos los que, hallándose en la casa de un rico, ven
llegar a un hombre que, poseído de la cruel Ofuscación, mató en su patria a
otro varón y ha emigrado a país extraño, de igual manera se asombró Aquiles de
ver al deiforme Príamo; y los demás se sorprendieron también y se miraron unos
a otros. Y Príamo suplicó a Aquiles, dirigiéndole estas palabras:
Acuérdate de tu
padre, Aquiles, semejante a los dioses, que tiene la misma edad que yo y ha
llegado al funesto umbral de la vejez. Quizá los vecinos circunstantes le
oprimen y no hay quien te salve del infortunio y de la ruina; pero al menos
aquél, sabiendo que tú vives, se alegra en su corazón y espera de día en día
que ha de ver a su hijo, llegado de Troya. Mas yo, desdichadísimo, después que
engendré hijos excelentes en la espaciosa Troya, puedo decir que de ellos
ninguno me queda. Cincuenta tenía cuando vinieron los aqueos:
diez y nueve
procedían de un solo vientre; a los restantes diferentes mujeres los dieron a
luz en el palacio. A los más el furibundo Ares les quebró las rodillas; y el
que era único para mí, pues defendía la ciudad y sus habitantes, a ése tú lo
mataste poco ha, mientras combatía por la patria, a Héctor, por quien vengo
ahora a las naves de los aqueos, a fin de redimirlo de ti, y traigo un inmenso
rescate. Pero, respeta a los dioses, Aquiles, y apiádate de mí, acordándote de
tu padre; que yo soy todavía más digno de piedad, puesto que me atreví a lo que
ningún otro mortal de la tierra: a llevar a mi boca la mano del hombre matador
de mis hijos.
Así habló. A
Aquiles le vino deseo de llorar por su padre; y, asiendo de la mano a Príamo,
le apartó suavemente. Entregados uno y otro a los recuerdos, Príamo, caído a
los pies de Aquiles, lloraba copiosamente por Héctor, matador de hombres; y
Aquiles lloraba unas veces a su padre y otras a Patroclo; y el gemir de
entrambos se alzaba en la tienda. Mas así que el divino Aquiles se hartó de
llanto y el deseo de sollozar cesó en su alma y en sus miembros, se alzó de la
silla, tomó por la mano al viejo para que se levantara, y, mirando compasivo su
lanca cabeza y su blanca barba, le dijo estas aladas palabras:
‑¡Ah,
infeliz! Muchos son los infortunios que tu ánimo ha soportado. ¿Cómo osaste
venir solo a las naves de los aqueos, a los ojos del hombre que te mató tantos
y tan valientes hijos? De hierro tienes el corazón. Mas, ea, toma asiento en
esta silla; y, aunque los dos estamos afligidos, dejemos reposar en el alma las
penas, pues el triste llanto para nada aprovecha. Los dioses destinaron a los
míseros mortales a vivir en la tristeza, y sólo ellos están descuitados. En los
umbrales del palacio de Zeus hay dos toneles de dones que el dios reparte: en
el uno están los males y en el otro los bienes. Aquél a quien Zeus, que se
complace en lanzar rayos, se los da mezclados, unas veces topa con la desdicha
y otras con la buena ventura; pero el que tan sólo recibe penas vive con
afrenta, una gran hambre le persigue sobre la divina tierra y va de un lado
para otro sin ser honrado ni por los dioses ni por los hombres. Así las
deidades hicieron a Peleo claros dones desde su nacimiento: aventajaba a los
demás hombres en felicidad y riqueza, reinaba sobre los mirmidones, y, siendo
mortal, le dieron por mujer una diosa. Pero también la divinidad le impuso un
mal:
que no tuviese hijos que reinaran luego en el palacio. Tan sólo engendró
uno, a mí, cuya vida ha de ser breve; y no le cuido en su vejez, porque
permanezco en Troya, muy lejos de la patria, para entristecerte a ti y a tus
hijos. Y dicen que también tú, oh anciano, fuiste dichoso en otro tiempo; y que
en el espacio que comprende Lesbos, donde reinó Mácar, y más arriba la Frigia
hasta el Helesponto inmenso, descollabas entre todos por tu riqueza y por tu
prole. Mas, desde que los dioses celestiales te trajeron esta plaga, se suceden
alrededor de la ciudad las batallas y las matanzas de hombres. Lo sufre
resignado y no dejes que de tu corazón se apodere incesante pesar, pues nada
conseguirás afligiéndote por tu hijo, ni lograrás que se levante, antes tendrás
que padecer un nuevo mal.
Respondió en
seguida el anciano Príamo, semejante a un dios:
‑No me
hagas sentar en esta silla, alumno de Zeus, mientras Héctor yace insepulto en
la tienda. Entrégamelo cuanto antes para que lo contemple con mis ojos, y tú
recibe el cuantioso rescate que te traemos. Ojalá puedas disfrutar de él y
volver al patrio suelo, ya que ahora me has dejado vivir y ver la luz del sol.
Mirándole con
torva faz, le dijo Aquiles, el de los pies ligeros:
‑¡No me
irrites más, oh anciano! Tengo acordado entregarte a Héctor, pues para ello
Zeus me envió como mensajera la madre que me dio a luz, la hija del anciano del
mar. Comprendo también, oh Príamo, y no se me oculta, que un dios te trajo a
las veleras naves de los aqueos; porque ningún mortal, aunque estuviese en la
flor de la juventud, se atrevería a venir al ejército, ni entraría sin ser
visto por los centinelas, ni desatrancaría con facilidad nuestras puertas.
Abstente, pues, de exacerbar los dolores de mi corazón; no sea que a ti, oh
anciano, no te respete en mi tienda, aunque siendo mi suplicante, y viole las
órdenes de Zeus.
Así dijo. El
anciano sintió temor y obedeció el mandato. El Pelida, saltando como un león,
salió de la tienda, y no se fue solo, pues le siguieron dos de sus servidores:
el héroe Automedonte y Álcimo, que eran los compañeros a quienes más apreciaba
desde que había muerto Patroclo. En seguida desengancharon caballos y mulas,
introdujeron el heraldo, vocero del anciano, haciéndole sentar en una silla, y
quitaron del lustroso carro los inmensos rescates de la cabeza de Héctor. Tan
sólo dejaron dos mantos y una túnica bien tejida, para envolver el cadáver
antes que lo entregara para que lo llevasen a casa. Aquiles llamó entonces a
las esclavas y les mandó que lo lavaran y ungieran, trasladándolo a otra parte
para que Príamo no viese a su hijo; no fuera que, afligiéndose al verlo, no
pudiese reprimir la cólera en su pecho a irritase el corazón de Aquiles, y éste
lo matara, quebrantando las órdenes de Zeus. Lavado ya y ungido con aceite, las
esclavas lo cubrieron con la túnica y el hermoso palio, después el mismo
Aquiles lo levantó y colocó en un lecho, y por fin los compañeros lo subieron
al lustroso carro. Y el héroe suspiró y dijo, nombrando a su amigo:
‑No te
enojes conmigo, oh Patroclo, si en el Hades te enteras de que he entregado el
divino Héctor a su padre; pues me ha traído un rescate digno, y de él te
dedicaré la debida parte.
Habló así el
divino Aquiles y volvió a la tienda. Se sentó en la silla, labrada con mucho
arte, de que antes se había levantado y que se hallaba adosada al muro, y en
seguida dirigió a Príamo estas palabras:
‑Tu
hijo, oh anciano, rescatado está, como pedías: yace en un lecho, y al despuntar
la aurora podrás verlo y llevártelo. Ahora pensemos en cenar, pues hasta Níobe,
la de hermosas trenzas, se acordó de tomar alimento cuando en el palacio
murieron sus dos vástagos: seis hijas y seis hijos florecientes. A éstos Apolo,
airado contra Níobe, los mató disparando el arco de plata; a aquéllas les dio
muerte Ártemis, que se complace en tirar flechas; porque la madre osaba
compararse con Leto, la de hermosas mejillas, y decía que ésta sólo había dado
a luz dos hijos, y ella había tenido muchos; y los de la diosa, no siendo más
que dos, acabaron con todos los de Níobe. Nueve días permanecieron tendidos en
su sangre, y no hubo quien los enterrara porque el Cronión a la gente la había
vuelto de piedra; pero, al llegar el décimo, los dioses celestiales los
sepultaron. Y Níobe, cuando se hubo cansado de llorar, pensó en el alimento. Se
halla actualmente en las rocas de los montes yermos de Sípilo, donde, según
dice, están las grutas de las ninfas que bailan junto al Aqueloo, y aunque
convertida en piedra, devora aún los dolores que las deidades le causaron. Mas,
ea, divino anciano, cuidemos también nosotros de comer, y más tarde, cuando
hayas transportado el hijo a Ilio, podrás hacer llanto sobre el mismo, y será
por ti muy llorado.
En diciendo esto,
el veloz Aquiles se levantó y degolló una blanca oveja; sus compañeros la
desollaron y prepararon bien como era debido; la descuartizaron con arte, y,
cogiendo con pinchos los pedazos, los asaron cuidadosamente y los retiraron del
fuego. Automedonte repartió pan en hermosas cestas, y Aquiles distribuyó la
carne. Ellos alargaron la diestra a los manjares que tenían delante; y, cuando
hubieron satisfecho el deseo de comer y de beber, Príamo Dardánida admiró la
estatura y el aspecto de Aquiles, pues el héroe parecía un dios; y, a su vez,
Aquiles admiró a Príamo Dardánida, contemplando su noble rostro y escuchando
sus palabras. Y, cuando se hubieron deleitado,
mirándose el uno al otro, el
anciano Príamo, semejante a un dios, dijo el primero:
‑Mándame
ahora, sin tardanza, a la cama, oh alumno de Zeus, para que, acostándonos,
gocemos del dulce sueño. Mis ojos no se han cerrado desde que mi hijo murió a
tus manos, pues continuamente gimo y devoro innumerables congojas, revolcándome
por el estiércol en el recinto del patio. Ahora he probado la comida y rociado
con el negro vino la garganta, pues desde entonces nada había probado.
Dijo. Aquiles
mandó a sus compañeros y a las esclavas que pusieran camas debajo del pórtico,
las proveyesen de hermosos cobertores de púrpura, extendiesen sobre ellos
tapetes y dejasen encima afelpadas túnicas para abrigarse. Las esclavas salieron
de la tienda llevando antorchas en sus manos, y aderezaron diligentemente dos
lechos. Y Aquiles, el de los pies ligeros, chanceándose, dijo a Príamo:
‑Acuéstate
fuera de la tienda, anciano querido; no sea que alguno de los caudillos aqueos
venga, como suelen, a consultarme sobre sus proyectos; si alguno de ellos lo
viera durante la veloz y obscura noche, podría decirlo en seguida a Agamenón,
pastor de pueblos, y quizás se diferiría la entrega del cadáver. Mas, ea, habla
y dime con sinceridad durante cuántos días quieres hacer honras al divino
Héctor, para, mientras tanto, permanecer yo mismo quieto y contener el
ejército.
Le respondió en
seguida el anciano Príamo, semejante a un dios:
‑Si
quieres que yo pueda celebrar los funerales del divino Héctor, haciendo lo que
voy a decirte, oh Aquiles, me dejarías complacido. Ya sabes que vivimos
encerrados en la ciudad; y la leña hay que traerla de lejos, del monte, y los
troyanos tienen mucho miedo. Durante nueve días lo lloraremos en el palacio, el
décimo lo sepultaremos y el pueblo celebrará el banquete fúnebre, el undécimo
le erigiremos un túmulo y el duodécimo volveremos a pelear, si necesario fuere.
Le contestó el
divino Aquiles, el de los pies ligeros:
‑Se
hará como dispones, anciano Príamo, y suspenderé la guerra tanto tiempo como me
pides".
Tras lo cual
Aquiles le entregó los despojos de suhijo Héctor y el se quedó con el rescate,
en ese momento que cuentan otros autores que no Homero que tiene que ver con el
final próximo de Aquiles.
AQUILES Y PRIAMO -
Bastien Lepage Jules
Y este es el final
de la Iliada, rindiendo Aquiles los funerales a Patroclo y Priamo
a Héctor, se acaba la Iliada pero no la historia.
Cuando Aquiles
sale a recoger el rescate a acompañado a una de sus hijas a Priamo Polixena que
de una manera muy orgullosa se quita un brazalete y lo arroja al botín con gran
desprecio hacia Aquiles, y el se enamora, le gustaban las valientes y duras.
Los hombres
griegos se enamoran de mujeres que tienen compoprtamiento empoderado, con
carácter y dedice casarse con ella y Aquiles va al palacio de Priamo a pedir la
mano de Polixena para matrimonio y ese momento lo aprovecha Paris quien
escondido detrás de una estatua de Apolo le lanza la flecha al talón.
AQUILES HERIDO –
Valladolid 1981
Por eso le avisa
Janto y le dice que va a morir a manos de un dios y de un hombre porque la flecha la dispara
Paris pero la dirige estrategicamente Apolo
que era aliado de los troyanos.
La épica siempre
culpa a las mujeres, por lo tanto es por
culpa de Polixena, y por eso cuando cae Troya Polixena es sacrificada sobre la
tumba de Aquiles.
Para rescatar el
cadaver de Aquiles se desata un combate.
CERÁMICA
Se ve a Paris con
su flecha que es un arquero preparado para salir huyendo, el arco es el arma de los
cobardes, se usa desde lejos.
CERÁMICA
CERÁMICA
Ajax llevando en
hombros el cadacer de Aquiles, las proporciones de la cerámica son para dar más
importancia a la figura más grande que
es el héroe, con su melena colgando.
Sófocles en una
tragedia se que llama Ajax narrando como llega al campamento griego con la
armadura de Aquiles que iria a parar a sus manos y los griegos dedicen que no
es Ajax el que se merece la armadura sino Ulises(Odiseo) que acaba de
inventarse lo del caballo de Troya y les parece que la intención de Odiseo es algo mucho más inteligente que la
batalla librada por Ajax y le conceden la armadura de Aquiles a Odiseo (Ulises)
y Ajax qeuda muy decepcionado, se retira a su tienda y comienza a pensar en lo
ocurrido y acaba pensnado que sus compañeros griegos le tienen mania y está
conjurándose para darle muerte. Porque le tienen envidia.
Ajax escuhca
ruidos fuera de su tienda y piensa que vienen a por él sus propios compañeros armándose
sale de la tienda con la espada en la mano y comienza a dar espadazos a diestro y siniestro hasta que se tranquiliza
un poco y en ese estado de nueva lucidez se da cuenta de que ha matado a todo
el rebaño de ovejas que eran para el habituallamiento del ejército.
Ajax cuando se da
cuenta y piensa como va a contar esto por no pasar esa vergüenza se suicida.
CERÁMICA
En la cerámica griega cuando se pinta un arbol
es aque se está en el exterior, Ajax se v a las afueras del camapmento clava su
espada en el suelo y se arroja sobre ella.
Ajax era un
guerrero muy gande, muy feurte y bravísimo.
El final de Troya
está cerca y lo cuenta Virgilio en la Eneida en el s-I a.C. en latín en
hexámetros dactílicos y Troya cae por un
engaño que estaba fraguando Odiseo.
Ulises trama
constuir un enorme caballo de madera para meter dentro unos cuantos
guerreros, lo dejan allí delante en las
puerta de Troya, todos los griegos se esconden simulando que se han
rendido que ya sen ido Grecia y por eso
dejan un caballo que es el símbolo de Poseidón dios del mar.
Los troyanos
suponen que lo dejan como ofrenda a Poseidón para tener un buen viaje y
tranquilo, como la guerra ya ha acabado deciden meter el caballo a la ciudad y
una persona que no se fia que es un sacerdote llamado Laooconte.
ESCULTURA LAOOCONTE
Laooconte no se
fia dice en latín, temo a los griegos incluso cuando dan regalos y Poseidón que
esta del lado de los griegos hace enviar un par de serpientes marinas,
Laooconte sale a la playa y se enredan alrededor dl cuerpo de él y de sus dos hijos
hasta ahogarlos.
Lo troyanos
piensan otra señal de los dioses y tienen que meter el caballo en la ciudad.
Asó lo hacen porque de otro modo Troya nunca hubiese caído pues sus murallas
eran inexpugnables, Tenian el Paladión
que era un talismán de la diosa atenea que protegía a quien lo poseyera.
Cuando todos los
troyanos ya han festejado, están medio borrachos y durmiendo por la noche del interior del caballo salen
ese grupo de griegos entre los que esta
Pirro – Neoptolemo el hijo de Aquiles que
era hijo de una compañera de harén de la corte de Nicomedes.
Por la noche salen
los griegos del caballo y abren las puerta de la ciudad de Troya desde dentro
y la toman a sangre y fuego y arde Troya.
REPRESENTACIÓN DEL
CABALLO DE TROYA
Es una de las
presentaciones más antiguas, se ven ventanitas con las cabecitas de los
griegos, algunos griegos ya están en el suelo y el caballo se transporta sobre
ruedas.
La arqueología
ratifica que en aquella época y por aquella zona era muy habitual construir
torres de asalto de madera para que los guerreros fueran subidos en la torre y
acercando las torres a las murallas poder saltarlar.
Homero no va a
describir una torre de asalto hace algo mas literario, un caballo de madera. Los
poetas con el tiempo fueron adornando al caballo.
Y esa noche cae
por fin Troya despues de 10 años.
LA ENEIDA de
VIRGILIO
El Canto 2 de la
Eneida Cuenta como Muere Príamo que es un personaje de una nobeza que ya Homero lo mostraba así.
Hécuba y unas
cuantas hijas se colocan en torno a un altar porque son lugares inviolables
quien se acoge a un altar está acogido a sagrado, bajo la protección de un dios
y nadie puede hacer daño por eso Hécuba la reina y sus hijas estaban allí
escondidas y le piden a Príamo que está todo perdido que se quede allí con
ellas y Príamo que ya es muy mayor lo hace.
Pero pasó por allí
Neoptolemo el hijo de Aquiles que está persiguiendo a uno de los hijos mñas
pequeños de Príamo y de Hécuba, Politex y cuando Príamo ve a su hijo perseguido
por Pirro sale en su ayuda y eso sería su perdición.
La épica es alta
poesia si es dificil de entender es que no es un lenguaje común.
CANTO II
“
Y quizá me
preguntes también cuál fue el sino de Príamo.
Cuando vio la
ruina de su ciudad conquistada y abatidos
los umbrales de
palacio y al enemigo dentro de su casa,
en vano toma el
viejo en sus hombros temblorosos las armas
[enmohecidas
tiempo ha, por la edad
y se ciñe el
hierro inútil y lánzase a morir entre los enemigos.
Había un altar al
aire libre, en medio del recinto sagrado,
enorme, y a su
lado un laurel muy antiguo
que caía sobre el
ara y abrazaba con su sombra los Penates.
Estos altares en
vano rodean Hécuba y sus hijas
que aquí se juntan
como palomas que la negra tempestad empuja,
y estaban sentadas
abrazando las estatuas de los dioses.
Mas cuando vio
nada menos que a Príamo ceñido
con las armas de
un joven: “¿Qué idea tan loca, pobre esposo mío,
te ha llevado a
armarte de ese modo? -dijo-, ¿a dónde corres?
No precisa esta
hora de ayudas así ni de defensores
como tú; no, ni
aunque mi Héctor estuviera con nosotros.
Anda, ven aquí. El
altar nos protejerá a todos,
o moriremos
juntos,” Y al callar lo abrazó
en su regazo y
sentó al anciano en el lugar sagrado.
»Y ahí va por su
lado Polites, uno de los hijos de Príamo,
escapado de las
manos de Pirro, y recorre en su huida
los largos
pórticos entre las flechas, entre los enemigos,
y pasa herido por
las habitaciones vacías. Pirro le persigue
ansioso por
herirle de muerte y ya casi lo tiene y le da con su lanza.
Cuando por fin
escapa y llega hasta los ojos y el rostro de sus padres,
es ya para morir y
perder entre mucha sangre la vida.
Príamo entonces,
aunque casi lo abraza la muerte,
no calló sin
embargo ni evitó dar gritos de ira:
“A ti, a ti
-exclama-, por este crimen, por todo lo que has hecho,
si hay aúnen el
cielo alguna piedad que vigile estas cosas,
te paguen los
dioses precio justo y el premio adecuado,
por haberme hecho
verla muerte de mi hijo
y manchar con tu
crimen la mirada de sus padres.
No se portó de esa
manera el gran Aquiles, del que te mientas hijo,
con su enemigo
Príamo; que respetó los sagrados derechos
de un suplicante y
me dejó enterrar el cuerpo exangüe
de mi Héctor y me
devolvió a mi reino.”
Dejó de hablar el
anciano y lanzó sin fuerzas una flecha
inocente que
rechazó sin más el bronco bronce
y quedó
inútilmente colgando del escudo en el centro.
Y entonces Pirro:
“Llévale esto y sé mi mensajero
ante el Pelida, mi
padre. Y no olvides contarle
las tristes
hazañas de un Neoptólemo degenerado.
Ahora, muere.” Así
diciendo justo hasta el altar
lo arrastró,
tembloroso y resbalando en la sangre de su hijo;
con la izquierda
cogió su cabello, desenvainó con la diestra
su espada
brillante y la hundió en el costado hasta la empuñadura.
Éste fue el fin de
los hados de Príamo, esta muerte le cupo en suerte
tras ver el
incendio de Troya y la ruina de Pérgamo,
a él, otrora
orgulloso señor de tantos pueblos y tierras
de Asia. Yace
enorme su tronco en la playa,
arrancada de los
hombros la cabeza y sin nombre su cuerpo.
Entonces por vez
primera se apoderó de mí cruel horror.
Me quedé
estupefacto; la imagen me vino de mi querido padre
cuando vi exhalar
el último aliento al rey de su edad
por herida cruel;
pensé en Creúsa abandonada,
y mi casa saqueada
y la muerte de mi pequeño Julo. “
Troya ya está
derrotada, ha caido y algunos troyanos consiguen huir y Eneas que es el yerno
de Príamo es el encargado de conducir a este grupo de troyanos supervivientes a
fundar una nueva Troya él esta casado con Creusa, tienen un hijo Julo Ascario y
el padre de Eneas se llama Anquises,m Eneas es un venus poruqe su madre es
Venus.
VENUS ------- ANQUISES
CREUSA ENEAS
JULIO ASCARIO
LA ENEIDA DE VIRGILIO
ENEAS VAN-LOO
Hay muchas
representaciones de Eneas saliendo de Troya en este cuadro se ve Troya ardiendo
al fondo, Eneas lleva a su padre en brazos Aquises y a su hijo Julo de la mano
con su esposa Creusa que desaparecerá en el incendio.
Esta Imagen es muy
emblemática porque Eneas lleva a cuestas a su padre, el pasado y de la mano a su hijo, el futuro.
Eneas lleva en
brazos a Anquises porque estaba cojo. Anquises era una hombre muy atractivo y muy
guapo fue asaltado por la diosa Venus del amor dela belleza y ella se une a
Anquises y se esta unión nacio Eneas y lo primero que hace Aquises después de
acostarse con Venus es contárselo a
todos para presumir y Zeus que lo escuchaba todo desde el Olimpo, viendo como
se difamaba a una de las diosas lo fulmina con un rayo para aquel se calle y por
eso está cojo, por charlatán.
La Eneida cuenta
todo este periplo tomados por Virgilio de los poemas homéricos y fundirlos en
uno solo. La Enida es la mitad de los poemas homéricos.
La Eneida son 12
cantos, del canto I al VI se narra el periplo de Eneas hasta llegar al Lacio en
la peninsuña Itálica siguiendo la estela d la Odisea, y la ultima parte dela
Eneida del canto VII al XII cuenta las batallas que tuvo que librar Eneas en el
lago Lacio para poder fundar allí su ciudad que sería Roma.
Virgilio con este
sistema tan sutil hace creeer a los romanos que proceden de la diosa Venus, los
romanos vienen de Venus, y en concreto la dinastia Julia a la que pertenece
Augusto que le había encargado el poema a Virgilio viene del hijo de Eneas. Los
miton sirven para justificar el poder. La
dinastia Julia viene de Julias Cano.
También interviene
Marte el dios de la guerra ejendró en Rea Silvia a Rómulo y Rómulo y Remo fundadores
de Roma. La Eneida se centra en la
figura de Eneas. Virgilio utilizará técnicas homéricas.
ENEAS Y DIDO
Eneas y Julo que ha llegado naufrago en el libro IV de
la Eneida que ha llegado naúgfrago a
Cartago que es una ciudad de la reina Dido que se compadece de Eneas porque
ella también tuvo que exiliarse de su tierra.
Dido era fenicia y
su marido Acerbas fue asesinado por su propio hermano para hacerse con el poder
y ella tubo que abandonar su tierra y fundar una nueva ciudad llamada Cartago.
Cuando llega a ese
lugar y pide tierra para poder asentarse los indigenas le dicen que le conceden
la tierra que pueda cubrir una piel de toro y ella como mujer inteligente lo
que hace es cortar la piel en tirirtas muy finas y abarcar un enorme perimétro para
fundar Cartago y cuando ve a Eneas que también está exiliado buscando una
tierra se comapdece de él y le pide que cuente sus aventuras y Eneas empieza a
contar la caida de Troya con todos los detalles y por eso la narra Virgilio.
A partir de ese
momento Dado se enamora locamente de Eneas pues las mujeres se enamoraban por
el oido y los hombres por la vista, entonces al oir contar esas cosas Dido se
enamora de Eneas y Venus interviene porque conviene que Didio cuide de Eneas,
Dido le ayuda a recomponer toda su flota
y alimentar a todos sus hombres. Trata a Julo como si fuera su hijo pues ella
piensa que Eneas se va a quedar allí con ella para construir un reino poderoso
entre los dos.
Una noche Eneas
abandona a Dido porque el lo que quería era fundar una nueva ciudad, su nueva Troya y cuando Dido se da cuenta de que
Eneas se ha ido sin decir nada se suicida, arrojándose sobre una pira,no sin
antes maldecir a Eneas y a todos suis descendientes.
De esa manera es
como lso romanos entendían las famosas guerras Púnicas que enfrentaron a Cartago
y a Roma durante tantos años, porque Dido había pronunciado esa maldición hacia
Eneas y sus descendientes.
Nuevamente, el
mito sirve para explicar un hecho histórico, así lo entendían los romanos. Odio
eterno entre Cartago y Roma.
Además de la caida
de Troya también habla de los Nostois, el regreso de todos esos héroes a casa, como el caso de Agamenón y que Clitenmestra
está en Micenas esperandole que lo cuentra una tragedia.
Hay algunos que no
deberían salir nunca como otro Ajax Odileo que había violado a Casandra una de
las hojas de Príamo sobre un altar y todo esto lo van a castigar, no por violar
sino por profanar un altar y Ajax morirá en el mar pero entre todos los
regresos el más famoso es el de Ulises y ese es el tema de la Odisea.
Todo forma parte
del ciclo de Troya.
LA ODISEA
MAPA DEL VIAJE DE
ULISES
La parte de la
Odisea más conocida son lso viajes de Ulises.
La Odisea se
compone de 3 grandes núcleos temáticos; el primer núcleo la Odisea
empieza, in medias res, que se dice en
técnica literaría, pues no empieza por el principio, comienza por la acción de
en medio, son tres bloques temáticos.
Cuando se piensa
en la Odisea se piensa en los viajes de Ulises pero hay más cosas esto solo
ocupa la parte central pero la Odisea empieza en los cuatro primeros cantos.
Esos bloques temáticos
se suelen llamar LA TELEMAQUIA por
Telémaco el hijo de Ulises.
En estos primeros
cantos cuenta como Telemáco que es un adolescente está harto de que su casa
esté invadido por un montón de pretendientes de Penélope su madre que pretenden
el trono de Ítaca que lleva vacio de poder 20 años y hay más de un centenar de
nobles que están en el palacio asediando a Penélepe para que se decida y tome
un nuevo esposo, se estaban comiendo todo en los simpoisum, banquetes y
Telémaco ve como su herencia esta peligrando pues está siendo devorada pro
aquellos parásitos que aspiraban al trono de Ítaca y siendo aún un jóven decide
salir fuera de la ciudad a buscar a su
padre y emprende un preriplo por las diferentes de grecia preguntando por su
padre y los que yan vuelto de la guerra
le cuentan que se acabó la guerra y su padre partió para la vuelta pero
no sabían nada más.
Entre otras muchas
visitas, Telémaco visita a Menelao en Esparta que está allí con Helena.
La tragedia griega
es la que cuenta estas cosas sobre la Iliada. Menelao cuando cae Troya dedica
todos sus esfuerzos a buscar a Helena para matarla y la encuentra, cuando Helena ve a su esposo Menelao espada en mano
deja caer la túnica dejándo su cuerpo al desnudo y Agamenon al ver los pechos de
Helena se le calló la espada, lo cuenta tamibén la comedia de Aristófanes y al
ver las manzanas a Helena la perdona la vida y e vuelven a Esparta como si nada
hubiese pasado.
En la Odisea están
en el palacio y Telémaco les pregunta y le contestan lo mismo que no saben nada
de su padre pero sobrevivó a la guerra.
Hay una comedia de
Euripides conservada que se llama Helena
dio un final alternativo enredando un poco la narración, cuenta que Helena en
realidad Paris encontro un fantasma con la figura de Helena, una sombra pues
ella se había quedado en Egipto conel rey Proteo.
Euripides subraya
lo estupido de la guerra, si es un horro que la guerra se desate por una mujer,
es más absurdo aún que se desate por un fantasma en forma de mujer.
En el canto V de
la Odisea aparece Odiseo naúfrago en una playa, muy cerca de Ítaca y se lo
encuenra allí la princesa del pais de los Feacios llamada Nausica que se queda impactada de ver
allí a un señor muy guapo, el esta solo aunque salió de troya con todos su
ejército alnaufragar se quedó solo y Nausica se lo lleva a su palacio, le
ofrece un baño, un simposium y aparce un aedo amenizar la velada y comienza a
cantar la caida de Troya y las aventuras de Odiseo y se da cuenta que está
hablando de él, se ehca el manto sobre la cabeza.
ULISES EN LA CORTE
DE ALCINOO (Academia San Lucas)
En el transcurso
de ese banquete empieza hablar de sus viajes que es lo que conforma el núcleo
central de la Odisea. Virigilio hace lo mismo pues está siguiendo muy de cerca
a Homero.
Homero usa una
técnica llamada analepsis literaria (flashback) es una técnica narrativa
utilizada en cine y literatura que consiste en intercalar en el desarrollo
lineal de la acción secuencias referidas a un tiempo pasado. En el s- VIII
a.C. así ya Homero hay un contraste muy grande con la Iliada pues un
relato más lineal se desarolla en pocos días no se mueve de Troya y en la
Odisea hay una gran variedad de escenarios, por eso se dice que la odisea es
más moderna, hay una clara evolusción, casi es una guía turística, se dice que
el turismo que narra en la Odisea es turismo sexual.
En la parte de las
aventuras marinas cantadas por Homero del canto V al canto XII el Nóstos, en
griego viaje, partida, pero sobre todo retorno,
es la raíz de nostalgia. El nóstos es lo más conocido.
Hay otro gran
bloque temático desde que Ulises regresa a Ítaca desde en canto XIII hasta el
final canto XXIV donde de narra como Ulises llega a su palacio y se
encuentra a los retendientes de su
esposa.
Los tres grandes
relatos pero lo más conocido es justamente el nóstos. El arqueologo schliemann
y los que siguieron se esforzaron en
escavar y en demostrar cuanto de realidad había en la guerra de Troya, pués
también los geografos de la mitología se han esforzado en reproducir un mapa
actual del periplo de Odiseo para localizar geográficamente todos estos
lugares que Ulises visitó en la Odisea.
En el mapa se ve Troya y lo fácil
que hubiera sido la vuelta, pero así lo quisieron los dioses y Odiseo que
también aparece en la Iliada como un personaje destacado y osado que se atreve
a desafiar a los dioses con su inteligencia y los dioses que demostrarán que
está en manos de los dioses, por muy inteligente que sea hay unos entes
superiores que hacen con él lo que quieren
y es lo que demuestra la Odisea y lo que quiere dar a entender Homero a
su auditorio.
Se puede ser muy importante, tener
mucho poder, se muy inteligente, pero como los dioses no le sonrían esas
características dan igual.
Hay una primera tempestad que lleva
a Ulises y a los suyos al País de los Lotófagos que eran comedores de loto y los
geógrafos lo situaron por el norte de África, cuando se comía loto daba amnesia
y se olvidaban hasta de quienes eran y su propia identidad.
Odiseo al que continuamente
aconsejado por la diosa de la
inteligencia Atenea, consigue rescatar a sus compañeros en el último momento y
embarcarse comenzando a tener una serie de aventuras en ese entorno entre
Sicilia y el sur de la península Itálica.
El pasaje más conocido de todos
tiene que ver con un cíclope siciliano llamado Polifemo. Este pasaje demuestra la astucia de Ulises.
Cuando llegan al país de los
cíclopes muertos de hambre Ulises y los suyos. Él siempre manda que se adelante
una avanzadilla y llegan a una cuerva enorme donde hay unos quesos gigantescos,
abundancia de leche y comienza a aprovisionarse de todo lo que pueden y de
repente llega el duelo de la cueva que es Polifemo que es un ser gigante con un
solo ojo en medio de la frente y cierra la
cueva herméticamente con una enorme piedra taponando la entrada y allí quedan a
su merced Ulises y los suyos.
Ulises apela a la ley de la
hospitalidad, según la cual un huésped tiene que ser atendido con todo lo mejor
a todo el que se acerque a una casa. Eso al cíclope le hace mucha gracia porque,
pues el no entiende de esas cosas.
Aunque, su padre es Poseidón, el dios del mar,
Polifemo se dedica a pastorear, él es pastor y suele guardar todas sus ovejas dentro de la
cueva cuidándolas muy bien aunque luego
tenga otros comportamientos salvajes.
Al cíclope le parece muy gracioso
lo dl a ley de la hospitalidad y le pregunta a Ulises quien era y le contesta
soy Udeis, es decir nadie. Udeis y Odiseo se parecen mucho fonéticamente y hay
un juego de palabras.
Entonces le dice Polifemo que le
iba a conceder el honor de ser el último en comerle. Polifemo se come a dos
compañeros y Ulises se da cuenta de que la situación está complicada y comienza
a planear algo y se le ocurre invitar a Polifemo a un trago de vino que llevaba
de una aventura anterior en unos odres, a Polifemo le gusta y cae borracho
perdido, momento que aprovecha Odiseo para dejar ciego a Polifemo.
En el canto IX de la Odisea de
Homero, se preocupa de establecer comparaciones con la vida cotidiana para que el oyente se
haga una idea.
Actualmente como no se sabe cómo se
construye la viga de una nave, ni como se forja un hacha pues no ayuda mucho
las comparaciones, pero en aquella época para sus oyentes sí.
“—Nadie, yo te comeré a ti el
último, después de tus compañeros; los otros perecerán antes que tú; tal será
para ti el presente de hospitalidad.
“Así hablando, el Cíclope cae
tendido de espaldas; su enorme cuerpo queda inclinado sobre sus hombros; y el
sueño, que doma todo lo que respira, se apodera de él; de su boca se escapan el
vino y los jirones de carne humana, los arroja en su pesada embriaguez.
Entonces introduzco la estaca bajo una abundante ceniza, para que se ponga
ardiente; y con mis palabras animo a mis compañeros, para que, asustados, no me
abandonen. Tan pronto como la rama de olivo se ha calentado lo suficiente,
según yo calculo, y aunque verde, cuando brilla ya con una intensa llama, la
retiro del fuego, y mis compañeros permanecen a mi alrededor; sin duda un dios
me inspiró esta audacia. Ellos, entre tanto, cogiendo aquella rama de olivo
afilada, la hunden en el ojo del Cíclope; y yo, apoyándome encima, la hacía
girar. Así, cuando un hombre agujerea con un taladro la tabla de una nave,
debajo de él, otros obreros, tirando una correa por los dos lados, precipitan
el movimiento, y el instrumento gira sin cesar; de la misma manera nosotros
hacemos girar la ardiente rama en el ojo del Cíclope, y la sangre corre
alrededor de esta estaca. Un ardiente vapor devora las’ pestañas y los
párpados, la pupila está completamente consumida; sus raíces chillan,
desgarradas por la llama. Al igual que un herrero, templando el hierro, ya que
en ello reside su fuerza, sumerge en el agua helada una fuerte hacha, o bien
una doladera, se estremece con gran ruido; de la misma manera silba su ojo
atravesado por In rama de olivo. El Cíclope profiere entonces espantosos
alaridos; todo el peñasco resuena; nosotros huimos temblando de miedo. Arranca
de su ojo aquel madero que gotea sangre; en seguida, con la mano lo arroja
lejos de sí. "
El cíclope cuando despierte del
desmayo empezará a gritar y acudirán a la cueva sus hermanos los cíclopes y
cuando le preguntaron que le pasaba el contestó que Nadie me ha dejado ciego, y
como no había sido nadie pues se fueron y no le hicieron caso.
La astucia de Ulises viene con
anterioridad cuando le da ese nombre falso y cuando idea, lo del vino, la estaca y la salida para
escapar.
El cíclope como está ciego va
palpando y Ulises piensa como hacer y lo tiene claro, las ovejas tienen que
salir a pastar y trama salir con ellas pero no podían salir por la superficie
andando de pie y se agarraron por debajo.
CERÁMICA
En estas escenas se ve como Ulises
provoca la ceguera al ciclópe.
Ulises y Polifemo en la Cueva
(Jacob Jordaens, 1635)
En esta escena se ve como Polifemo
va palpando y solo toca los lomos de las ovejas.
Odiseo ya ha advertido que tiene
que salir por debajo agarrados a ellas, dice Homero son “pingües ovejas” quiere
decir que eran bien hermosas y de esa forma consiguen salir de la cueva de
Polifemo, pero Ulises que a veces se pasa de listo cuando ya están embarcados
llama a Polifemo a voces y le dice como le ha engañado, etc. etc. y Polifemo arroja unas piedras y como está
ciego no consigue nada, pero lo que consigue es que su padre Poseidón envíe una
tempestad tras otra a Ulises por haber dejado ciego y haberse reído de mala
manera a su hijo.
Después de esta aventura llegan al
palacio de Circe en la zona del entorno de Nápoles.
Circe y Wright by Barker(1889)
Circe es una hechicera que tiene el poder de
convertir a los hombres en el animal que llevan dentro y Ulises envía una
avanzadilla y no vuelve ninguno de sus hombres y decide ir a buscar a los suyos
y se le aparece la diosa Atenea para avisarle del peligro contándole lo que
ocurre en el palacio de Circe que ha transformado a los soldados en cerdos y le
da unas hierbas que era un antídoto para que cuando ella le
ofrezca una bebida no le haga efecto.
Para que cuando llegue palacio de Circe aproveche para amenazarla
con su espada y hacer que devuelva a sus hombres a su aspecto de humanos.
Cuando Ulises llega al palacio se
encuentra con una mujer bellísima acompañada de multitud de hombres valientes o
astutos convertidos en animales, entonces Circe le ofrece una copa.
CIRCE OFECIENDO LA COPA A ODISEO (Waterhouse)
En esta noción se ve como circe ofrece
una copa a Odiseo, en el espejo se ve reflejado a Ulises mirando desconfiado.
Odiseo como previamente se había
tomado el antídoto dado pro Atenea acepta la copa de Circe bebiéndose el
brebaje sorprendiendo a Circe que no le hiciese ningún efecto y no entiende
porque no se transformó en animal.
CIRCE Y ODISEO (Dulac)
En esta imagen se ve como le ofrece
la copa mientras los cerdos están en el jardín, al fondo se ve la nave, ella
baja la guardia y Odiseo empuña su espada
y la amenaza para que devuelva a sus hombres su forma humana, entonces
ella le dijo que lo hará a cambio de un favor sexual y Ulises haciendo un
enorme esfuerzo como no le queda más remedio le hace el amor. Era una poco
sospechoso que pasaran meses y meses y Odiseo siguiese con Circe y fueron sus
hombres los que le dijeron que se tenían que volver a Ítaca.
Durante este tiempo tuvo un hijo
con Circe llamado Telégono, que significa el engendrado lejos.
Los cuernos vienen dados porque en
la civilización micénica significaban abundancia y el pinto pretendió ubicar el
momento en el tiempo cronológico.
Odysseus and Circe (Max Beckmann 1943)
Es tiempo de partir y Circe no
quería que se fuera pero el destino de Ulises es regresar. Pero antes le
ofrecería la posibilidad de bajar al infierno en el inframundo y allí se encontraría
con los que cayeron el Troya o los regreso.
En el infierno hay un encuentro
(algunos que dudan de la autoría de Homero) allí se encontraría con
Aquiles y Odiseo le dice que ha conseguido
lo que quería y que se hablaba de él, y Aquiles le contesta que antes
preferiría ser un méndigo en la tierra que no el rey de los muertos.
Cuando vuelve del inframundo Circe
le anticipará otros peligros a los que se enfrentará como a las sirenas que es
uno de los episodios más reconocidos.
Las sirenas en la antigüedad eran
pájaros con cabeza de mujer, mujeres pájaro, eran seres híbridos que estaban
apostadas en los acantilados del Golfo de Nápoles y atraían con sus cantos a
los marinos que se aproximaban demasiado a las rocas y ellas bajaban volando y
se los comían. La cola de pesado es mucho más tardío aunque es la iconografía
que ha llegado, como vivían la lado del mar parecía que era más lógico tener
cola de pescado. Pero en origen son pájaros.
Así lo cuenta Homero en el canto
XII.
Así es que se ha cumplido todo de
esta forma. Escucha ahora tú lo que voy a decirte y lo recordará después el
dios mismo.
Primero llegarás a las Sirenas, las
que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave
sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su
esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa; antes bien,
lo hechizan éstas con su sonoro canto sentadas en un prado donde las rodea un
gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca. Haz pasar de
largo a la nave y, derritiendo cera agradable como la miel, unta los oídos de
tus compañeros para que ninguno de ellos las escuche. En cambio, tú, si quieres
oírlas, haz que te amarren de pies y manos, firme junto al mástil, que sujeten
a éste las amarras, para que escuches complacido, la voz de las dos Sirenas; y
si suplicas a tus compañeros o los ordenas que te desaten, que ellos te sujeten
todavía con más cuerdas.
Cuando tus compañeros las hayan
pasado de largo, ya no te diré cuál de dos caminos será el tuyo; decidelo tú
mismo en el ánimo. Pero te voy a decir los dos: a un lado hay unas rocas
altísimas, contra las que se estrella el oleaje de la oscura Anfitrite. Los
dioses felices las llaman Rocas Errantes. No se les acerca ningún ave, ni
siquiera las temblorosas palomas que llevan ambrosía al padre Zeus; que,
incluso de éstas, siempre arrebata alguna la lisa piedra, aunque el Padre
(Zeus) envía otra para que el número sea completo. Nunca las ha conseguido
evitar nave alguna de hombres que haya llegado allí, sino que el oleaje del
mar, junto con huracanes de funesto fuego, arrastran maderos de naves y cuerpos
de hombres. Sólo consiguió pasar de largo por allí una nave surcadora del
ponto, la célebre Argo, cuando navegaba desde el país de Eetes. Incluso
entonces la habría arrojado el oleaje contra las gigantescas piedras, pero la
hizo pasar de largo Hera, pues Jasón le era querido.
En cuanto a los dos escollos, uno
llega al vasto cielo con su aguda cresta y le rodea oscura nube. Ésta nunca le
abandona, y jamás, ni en invierno ni en verano, rodea su cresta un cielo
despejado. No podría escalarlo mortal alguno, ni ponerse sobre él, aunque
tuviera veinte manos y veinte pies, pues es piedra lisa, igual que la
pulimentada. En medio del escollo hay una oscura gruta vuelta hacia Poniente,
que llega hasta el Erebo, por donde vosotros podéis hacer pasar la cóncava
nave, ilustre Odiseo. Ni un hombre vigoroso, disparando su flecha desde la cóncava
nave, podría alcanzar la hueca gruta. Allí habita Escila, que aúlla que da
miedo: su voz es en verdad tan aguda como la de un cachorro recién nacido, y es
un monstruo maligno. Nadie se alegraría de verla, ni un dios que le diera cara.
Doce son sus pies, todos deformes, y seis sus largos cuellos; en cada uno hay
una espantosa cabeza y en ella tres filas de dientes apiñados y espesos, llenos
de negra muerte. De la mitad para abajo está escondida en la hueca gruta, pero
tiene sus cabezas sobresaliendo fuera del terrible abismo, y allí pesca,
explorándolo todo alrededor del escollo, por si consigue apresar delfines o
perros marinos, o incluso algún monstruo mayor de los que cría a miles la
gemidora Anfitrite. Nunca se precian los marineros de haberlo pasado de largo
incólumes con la nave, pues arrebata con cada cabeza a un hombre de la nave de
oscura proa y se lo lleva.
También verás, Odiseo, otro escollo
más llano, cerca uno de otro. Harías bien en pasar por él como una flecha. En
éste hay un gran cabrahigo cubierto de follaje y debajo de él la divina
Caribdis sorbe ruidosamente la negra agua. Tres veces durante el día la suelta
y otras tres vuelve a soberla que da miedo. ¡Ojalá no te encuentres allí cuando
la está sorbiendo, pues no te libraría de la muerte ni el que sacude la tierra!
Conque acércate, más bien, con rapidez al escollo de Escila y haz pasar de
largo la nave, porque mejor es echar en falta a seis compañeros que no a todos
juntos.”
Así dijo, y yo le contesté y dije:
Diosa, vamos, dime con verdad si
podré escapar de la funesta Caribdis y rechazar también a Escila cuando trate
de dañar a mis compañeros.
Así dije, y ella al punto me
contestó, la divina entre las diosas:
Desdichado, en verdad te placen las
obras de la guerra y el esfuerzo. ¿Es que no quieres ceder ni siquiera a los
dioses inmortales? Porque ella no es mortal, sino un azote inmortal, terrible,
doloroso, salvaje e invencible. Y no hay defensa alguna, lo mejor es huir de
ella, porque si te entretienes junto a la piedra y vistes tus armas contra
ella, mucho me temo que se lance por segunda vez y te arrebate tantos
compañeros como cabezas tiene. Conque conduce tu nave con fuerza e invoca a
gritos a Cratais, madre de Escila, que la parió para daño de los mortales. Ésta
la impedirá que se lance de nuevo.
Luego llegarás a la isla de
Trinaquía, donde pastan las muchas vacas y pingües rebaños de ovejas de Helios:
siete rebaños de vacas y otros tantos hermosos apriscos de ovejas con cincuenta
animales cada uno, No les nacen crías, pero tampoco mueren nunca. Sus pastoras
son diosas, ninfas de lindas trenzas, Faetusa y Lampetía, a las que parió para
Helios Hiperiónida la diosa Neera. Nada más de parirlas y criarlas su soberana
madre, las llevó a la isla de Trinaquía para que vivieran lejos y pastorearan
los apriscos de su padre y las vacas de rotátiles patas.
Si dejas incólumés estos rebaños y
te ocupas del regreso, aun con mucho sufrir podréis llegar a Itaca, pero si les
haces daño, predigo la perdición para la nave y para tus compañeros. Y tú,
aunque evites la muerte, llegarás tarde y mal, después de perder a todos tus
compañeros.
Así dijo y, al pronto, llegó Eos,
la de trono de oro.
Ella regresó a través de la isla,
la divina entre las diosas, y yo partí hacia la nave y apremié a mis compañeros
para que embarcaran y soltaran amarras. Así que embarcaron con presteza y se
sentaron sobre los bancos y, sentados en fila, batían el canoso mar con los
remos. Y Circe de lindas trenzas, la terrible diosa dotada de voz, envió por
detrás de nuestra nave de azuloscura proa, muy cerca, un viento favorable, buen
compañero, que hinchaba las velas. Después de disponer todos los aparejos, nos
sentamos en la nave y la conducían el viento y el piloto.
Entonces dije a mis compañeros con
corazón acongojado:
Amigos, es preciso que todos, y no
sólo uno o dos, conozcáis las predicciones que me ha hecho Circe, la divina
entre las diosas. Así que os las voy a decir para que, después de conocerlas,
perezcamos o consigamos escapar evitando la muerte y el destino.
Antes que nada me ordenó que
evitáramos a las divinas Sirenas y su florido prado. Ordenó que sólo yo
escuchara su voz; mas atadme con dolorosas ligaduras para que permanezca firme
allí, junto al mástil; que sujeten a éste las amarras, y si os suplico o doy
órdenes de que me desatéis, apretadme todavía con más cuerdas.
Así es como yo explicaba cada
detalle a mis compañeros.
Entretanto la bien fabricada nave
llegó velozmente a la isla de las dos Sirenas, pues la impulsaba próspero
viento. Pero enseguida cesó éste y se hizo una bonanza apacible, pues un dios
había calmado el oleaje.
Levantáronse mis compañeros para
plegar las velas y las pusieron sobre la cóncava nave y, sentándose al remo,
blanqueaban el agua con los pulimentados remos.
Entonces yo partí en trocitos, con
el agudo bronce, un gran pan de cera y lo apreté con mis pesadas manos.
Enseguida se calentó la cera, pues la oprimían mi gran fuerza y el brillo del
soberano Helios Hiperiónida, y la unté por orden en los oídos de todos mis
compañeros. Éstos, a su vez, me ataron igual de manos que de pies, firme junto
al mástil, sujetaron a éste las amarras, y, sentándose, batían el canoso mar
con los remos.
Conque, cuando la nave estaba a una
distancia en que se oye a un hombre al gritar en nuestra veloz marcha, no se
les ocultó a las Sirenas que se acercaba y entonaron su sonoro canto:
Vamos, famoso Odiseo, gran honra de
los aqueos, ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz. Que
nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar la dulce voz de nuestras
bocas, sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas. Pues
sabemos todo cuanto los argivos y troyanos trajinaron en la vasta Troya por
voluntad de los dioses. Sabemos cuanto sucede sobre la tierra fecunda.
Así decían lanzando su hermosa voz.
Entonces mi corazón deseó escucharlas y ordené a mis compañeros que me soltaran
haciéndoles señas con mis cejas, pero ellos se echaron hacia adelante y
remaban, y luego se levantaron Perimedes y Euríloco y me ataron con más
cuerdas, apretándome todavía más.
Cuando por fin las habían pasado de
largo y ya no se oía más la voz de las Sirenas ni su canto, se quitaron la cera
mis fieles compañeros, la que yo había untado en sus oídos, y a mí me soltaron
de las amarras.
Conque, cuando ya abandonábamos su
isla, al pronto comencé a ver vapor y gran oleaje y a oír un estruendo. Como a
mis compañeros les entrara el terror, volaron los remos de sus manos y éstos
cayeron todos estrepitosamente en la corriente. Así que la nave se detuvo allí
mismo, puesto que ya no movían los largos remos con sus manos.
Entonces iba yo por la nave
apremiando a mis compañeros con suaves palabras, poniéndome al lado de cada
uno:
Amigos, ya no somos inexpertos en
desgracias. Este mal que nos acecha no es peor que cuando el Cíclope nos
encerró con poderosa fuerza en su cóncava cueva. Pero por mis artes, mi
decisión y mi inteligencia logramos escapar de allí, y creo que os acordaréis
de ello. Así que también ahora, vamos, obedezcamos todos según yo os indique.
Vosotros sentaos en los bancos y batid con los remos la profunda orilla del
mar, por si Zeus nos concede huir y evitar esta perdición; y a ti, piloto, esto
es lo que te ordeno: ponlo en lo interior, ya que gobiernas el timón de la
cóncava nave; mantén a la nave alejada de ese vapor y oleaje y pégate con
cuidado a la roca, no sea que se te lance sin darte cuanta hacia el otro lado y
nos pongas en medio del peligro.
Así dije y enseguida obedecieron
mis palabras. Todavía no les hablé de Escila, desgracia imposible de combatir,
no fuera que por temor dejaran de remar y se me escondieran todos dentro.
Entonces no hice caso de la penosa
recomendación de Circe, pues me ordenó que en ningún caso vistiera mis armas
contra ella. Así que vestí mis ínclitas armas y con dos lanzas en mis manos
subí a la cubierta de proa, pues esperaba que allí se me apareciera primero la
rotosa Escila, la que iba a llevar dolor a mis compañeros. Pero no pude verla
por lado alguno y se me cansaron los ojos de otear por todas partes la brumosa
roca.
Así que comenzamos a sortear el
estrecho entre lamentos, pues de un lado estaba Escila, y del otro la divina
Caribdis sorbía que daba miedo la salada agua del mar. Y es que cuando
vomitaba, todo ella borbollaba como un caldero que se agita sobre un gran
fuego, la espuma caía desde arriba sobre lo alto de los dos escollos, y cuando
sorbía de nuevo la salada agua del mar, aparecía toda arremolinada por dentro,
la roca resonaba espantosamente alrededor y al fondo se veía la tierra con
azuloscura arena.
El terror se apoderó de mis
compañeros y, mientras la mirábamos temiendo morir, Escila me arrebató de la
cóncava nave seis compañeros, los que eran mejores de brazos y fuerza. Mirando
a la rápida nave y siguiendo con los ojos a mis compañeros, logré ver arriba
sus pies y manos cuando se elevaban hacia lo alto. Daban voces llamándome por
mi nombre, ya por última vez, acongojados en su corazón. Como el pescador en un
promontorio,
sirviéndose de larga caña, echa comida como cebo a los pececillos
(arroja al mar el cuerno de un toro montaraz) y luego tira hacia fuera y los
coge palpitantes, así mis compañeros se elevaban palpitantes hacia la roca.
Escila los devoró en la misma
puerta mientras gritaban y tendían sus manos hacia mí en terrible forcejeo.
Aquello fue lo más triste que he visto con mis ojos de todo cuanto he sufrido
recorriendo los caminos del mar. Cuando conseguimos escapar de la terrible
Caribdis y de Escila, llegamos enseguida a la irreprochable isla del dios donde
estaban las hermosas carianchas vacas y los numerosos rebaños de ovejas de
Helios Hiperión.
Cuando todavía me encontraba en la
negra nave pude oír el mugido de las vacas en sus establos y el balar de las
ovejas. Entonces se me vino a las mientes la palabra del adivino ciego, el
tebano Tiresias, y de Circe de Eea, quienes me encomendaron encarecidamente
evitar la isla de Helios, el que alegra a los mortales.
Así que dije a mis compañeros
acongojado en mi corazón:
Escuchad mis palabras, compañeros
que tantas desgracias habéis sufrido, para que os manifieste las predicciones
de Tiresias y de Circe de Eea, quienes me encomendaron encarecidamente evitar
la isla de Helios, el que alegra a los mortales, pues me dijeron que aquí
tendríamos el más terrible mal. Conque conducid la negra nave lejos de la isla.
Así dije y a ellos se les quebró el
corazón.
Entonces Euriloco me contestó con
odiosa palabra:
Eres terrible, Odiseo, y no se
cansa tu vigor ni tus miembros. En verdad todo lo tienes de hierro si no
permites a tus compañeros agotados por el cansancio y por el sueño poner pie a
tierra en una isla rodeada de corriente, dónde podríamos prepararnós sabrosa
comida. Por el contrario, les ordenas que anden errantes por la rápida noche en
el brumoso ponto, alejándose de la isla. De la noche surgen crueles vientos,
azote de las naves. ¿Cómo se podría huir del total exterminio si por casualidad
se nos viene de repente un huracán de Noto o de Céfixo de soplo violento, que
son quienes, sobre todo, destruyen las naves por voluntad de los soberanos
dioses? Cedamos, pues, a la negra noche y preparémonos una comida quedándonos
junto a la rápida nave. Y al amanecer embarcaremos y lanzaremos la nave al
vasto ponto.
Así dijo Euríloco y los demás
compañeros aprobarón sus palabras. Entonces me di cuenta de que un demón nos
preparaba desgracia y, hablándoles, dije aladas palabras:
Euríloco, mucho me forzáis, solo
como estoy. Pero, vamos, juradme al menos con fuerte juramento que si
encontramos una vacada o un gran rebaño de ovejas, nadie, llevado de funesta
insensatez, matará vaca u oveja alguna. Antes bien; comed tranquilos el
alimento que nos dio la inmortal Circe.
Así dije y todos juraron al punto
tal como les había dicho. Así que cuando habían jurado y completado su
juramento, detuvimos en el cóncavo Puerto nuestra bien construida nave, cerca
de agua dulce; desembarcaron mi compañeros y se prepararon con habilidad la
comida.
Luego que habían arrojado de sí el
deseo de comida y bebida, comenzaron a llorar, pues se acordaron enseguida, por
los compañeros a quienes había devorado Escila, arrebatándlos de la cóncava
nave; y mientras lloraban, les sobrevino un profundo sueño.
Cuando terciaba la noche y
declinaban los astros, Zeus, el que amontona las nubes, levantó un viento para
que soplara en terrible huracán y cubrió de nubes tierra y mar. Y se levantó
del cielo la noche.
Cuando se mostró Eos, la que nace
de la mañana, la de dedos de rosa, anclamos la nave arrastrándola hasta una
gruta, donde estaba el hermoso lugar de danza de las Ninfas y sus asientos.
Entonces los convoqué en asamblea y
les dije:
Amigos, en la rápida nave tenemos
comida y bebida; apartémonos de las vacas no sea que nos pase algo malo, que
estas vacas y gordas ovejas pertenecen a un dios terrible, a Helios, el que lo
ve todo y todo lo oye.
Así dije y su valeroso ánimo se
dejó persuadir.
Durante todo un mes sopló Noto sin
parar y no había ningún otro viento, salvo Euro y Noto. Así que, mientras mis
compañeros tuvieron comida y rojo vino, se mantuvieron alejados de las vacas
por deseo de vivir; pero cuando se consumieron todos los víveres de la nave,
pusiéronse por necesidad a la caza de peces y aves; todo lo que llegaba a sus
manos, con curvos anzuelos, pues el hambre retorcía sus estómagos.
Yo me eché entonces a recorrer la
isla para suplicar a los dioses, por si alguno me manifestaba algún camino de
vúelta; y, cuando caminando por la isla ya estaba lejos de mis compañeros, lavé
mis manos al abrigo del viento y supliqué a todos los dioses que poseen el
Olimpo. Y ellos derramaron el dulce sueño sobre mis párpados.
Entonces Euríloco comenzó a
manifestar a mis compañeros esta funesta decisión:
Escuchad mis palabras, compañeros
que tantos males habéis sufrido. Todas las clases de muerte son odiosas para
los desgraciados mortales, pero lo más lamentable es morir de hambre y
arrastrar el destino. Conque, vamos, llevémonos las mejores vacas de Helios y
sacrifiquémoslas a los inmortales que poseen el vasto cielo. Si llegamos a
Itaca, nuestra patria, edificaremos a Helios Hiperión un esplendido templo
donde podríamos erigir muchas y excelentes estatuas.
Pero si, irritado por sus vacas de
alta cornamenta, quiere destruir nuestra nave, y los demás dioses les
acompañan, prefiero perder la vida de una vez, de bruces contra una ola, antes
que irme consumiendo poco a poco en una isla desierta.
Así dijo Euríloco y los demás
compañeros aprobaron sus palabras. Así que se llevaron enseguida las mejores
vacas de Helios, de por allí cerca, pues las hermosas vacas carianchas de
rotátiles patas pastaban no lejos de la nave de azuloscura proa. Pusiéronse a
su alrededor e hicieron súplica a los dioses, cortando ramas tiernas de una
encina de elevada copa, pues no tenían blanca cebada en la nave de buenos
bancos. Cuando habían hecho la súplica, degollado y desollado las vacas, cortaron
los muslos y los cubrieron de grasa a uno y otro lado y colocaron carne sobre
ellos. No tenían vino para libar sobre las víctimas mientras se asaban, pero
libaron con agua mientras se quemaban las entrañas. Cuando ya se habían quemado
los muslos y probaron las entrañas, cortaron en trozos lo demás y lo ensartaron
en pinchos.
Entonces el profundo sueño
desapareció de mis párpados y me puse en camino hacia la rápida nave y la
ribera del mar. Y, cuando me hallaba cerca de la curvada nave, me rodeó un
agradable olor a grasa. Rompí en lamentos e invoqué a gritos a los dioses
inmortales:
Padre Zeus y demás dioses felices
que vivís siempre; para mi perdición me habéis hecho acostar con funesto sueño,
pues mis compañeros han resuelto un tremendo acto mientras estaban aquí.
En esto llegó Lampetía, de luengo
peplo, rápida mensajera a Helios Hiperión, para anunciarle que habíamos matado
a sus vacas. Y éste se dirigió al punto a los inmortales acongojado en su
corazón:
Padre Zeus y los demás dioses
felices que vivís siempre, castigad ya a los compañeros de Odiseo Laertíada que
me han matado las vacas, ¡obra impía!, con las que yo me complacía al dirigirme
hacia el cielo estrellado y al volver de nuevo hacia la tierra desde el cielo.
Porque si no me pagan una recompensa equitativa por las vacas, me hundiré en el
Hades y brillaré para los muertos.
Y contestándole dijo Zeus, el que
reúne las nubes:
Helios, sigue brillando entre los
inmortales y los mortales hombres sobre la tierra nutricia, que yo lanzaré mi
brillante rayo y quebraré enseguida su nave en el ponto rojo como el vino.
Esto es lo que yo oí decir a
Calipso, de hermoso peplo, y ella decía que se lo había oído a su vez a Hermes.
Conque, cuando bajé hasta la nave y
el mar, los reprendí a unos y otros poniéndome a su lado, pero no podíamos
encontrar remedio, las vacas estaban ya muertas. Entonces los dioses comenzaron
a manifestarles prodigios: las pieles caminaban, la carne mugía en el asador,
tanto la cruda como la asada. Así es como las vacas cobraron voz.
Durante seis días mis fieles
compañeros prosiguieron banqueteándose y llevándose las mejores vacas de
Helios, pero cuando Zeus Cronida nos trajo el séptimo, dejó el viento de
lanzarse huracanado y nosotros embarcamos y empujamos la nave al vasto ponto no
sin colocar el mástil y extender las blancas velas.
Cuando abandonamos la isla y ya no
se divisaba tierra alguna sino sólo cielo y mar, el Cronida puso una negra nube
sobre la cóncava nave y el mar se oscureció bajo ella. La nave no pudo avanzar
mucho tiempo, porque enseguida se presentó el silbante Céfiro lanzándose en
huracán y la tempestad de viento quebró los dos cables del mástil. Cayó éste
hacia atrás y todos los aparejos se desparramaron bodega abajo. En la misma
proa de la nave golpeó el mástil al piloto en la cabeza, rompiendo todos los
huesos de su cráneo y, como un volatinero, se precipitó de cabeza contra la
cubierta y su valeroso ánimo abandonó los huesos.
Zeus comenzó a tronar al tiempo que
lanzaba un rayo contra la nave, y ésta se revolvió toda, sacudida por el rayo
de Zeus, y se llenó de azufre. Mis compañeros cayeron fuera y, semejantes a las
cornejas marinas, eran arrastrados por el oleaje en torno a la negra nave. Dios
les había arrebatado el regreso.
Entonces yo iba de un lado a otro
de la nave, hasta que el huracán desencajó las paredes de la quilla y el oleaje
la arrastraba desnuda. El mástil se partió contra ésta, pero, como había sobre
aquél un cable de piel de buey, até juntos quilla y mástil y, sentándome sobre
ambos, me dejé llevar de los funestos vientos.
Entonces Céfiro dejó de lanzarse
huracanado y llegó enseguida Noto trayendo dolores a mi ánimo, haciendo que
volviera a recorrer de nuevo la funesta Caribdis.
Dejéme llevar por el oleaje durante
toda la noche y al salir el sol llegué al escollo de Escila y a la terrible
Caribdis. Ésta comenzó a sorber la salada agua del mar, pero entonces yo me
lancé hacia arriba, hacia el elevado cabrahigo y quedé adherido a él como un
murciélago. No podía apoyarme en él con los pies para trepar, pues sus raíces
estaban muy lejos y sus ramas muy altas, ramas largas y grandes que daban
sombra a Caribdis. Así que me mantuve firme hasta que ésta volviera a vomitar
el mástil y la quilla, y un rato más tarde me llegaron mientras estaba a la
expectativa. Mis maderos aparecieron fuera de Caribdis a la hora en que un
hombre se levanta del ágora para ir a comer, después de juzgar numerosas causas
de jóvenes litigantes. Dejéme caer desde arriba de pies y manos y me desplomé
ruidosamente sobre el oleaje junto a mis largos maderos, y sentado sobre ellos,
comencé a remar con mis brazos.
El padre de hombres y dioses no
permitió que volviera a ver a Escila, pues no habría conseguido escapar de la
ruina total.
Desde allí me dejé llevar durante
nueve días, y en la décima noche los dioses me impulsaron hasta la isla de
Ogigia, donde habitaba Calipso de lindas trenzas, la terrible diosa dotada de
voz que me entregó su amor y sus cuidados.
Pero, ¿para qué te voy a contar
esto? Ya os lo he narrado ayer a ti y a tu fuerte esposa en el palacio, y me
resulta odioso volver a relatar lo que he expuesto detalladamente. “
CERÁMICA – Ulises
y canto sirenas
Hay
mucha iconografía de este canto.
ULISES Y LAS SIRENAS (wATERHOUSE)
Noción en la que están
representadas las sirenas como mujeres pájaro.
Ulises y las sirenas -
Herbert James Draper (1909)
En esta imagen aparecen las sirenas
con cola de pescado, es interesante la expresión de la cara de Ulises.
Scylla et Glaucus - Peter Paul Rubens
Scylla era una muchacha guapísima y
las diosas envidiosas de su belleza la transformaron en un monstruo y en lugar
de tener piernas, Scylla tiene seis
cabezas de perro con mandíbulas retractiles,
y según pasan los marineros ell alarga sus cabezas y se come a seis y al
otro lado del Estrecho de Mesina esta Canibdis.
CERÁMICA SCYLA
CANIBDIS
Caribdis es un remolino que cuentan los
mitógrafos que Caribdis era un monstruo
subacuático que tres veces al día sorbía el agua del mar y lo que no le
alimentaba lo vomitaba y tenían que pasar por allí y le dijo Circe que sería un
paso definitivo.
ESTRECHO DE MESINA
Es un estrecho que parece muy
tranquilo y bonito pero con una cantidad enorme de corrientes y la navegación
era muy peligrosa.
Por aquí tenía que pasar Odiseo y
los suyos y entre Scyla y Canibdis se queda solo, Scyla se come algunos
compañeros y Canibdis se traga la nave entera con el resto y el consigue
salvarse porque consigue agarrarse a una rama de higuera y Canibdis vomita unos
cuantos maderos del barco y agarrándose a uno llega desde el estrecho de Mesina
hasta el país de Calipso que está en el estrecho de Gibraltar y solo agarrado a
un madero, tras un montón de jornadas de
navegación en solitario.
Y en el estrecho de Gibraltar le
recibe Calipso.
ODISEO Y CALIPSO (Arnold
Bocklin)
Calipso es otra divinidad solitaria
que lo acoge muy contenta y Ulises pasa con Calipso varios años hasta que se le
aparece Hermes y le dice que Penélope le está esperando. Calipso decide irse y
Calipso le ofrece la inmortalidad para que no se vaya, pero Ulises que es muy
inteligente sabe que eso es un despropósito y decide volver a su palacio.
Ulises en una balsa desde el
estrecho de Gibraltar hasta Ítaca se cruza todo el Mediterráneo.
Después de la época oscura de las
invasiones dorias se produce una enorme inmigración de los griegos y la Odisea
está inspirada en eso en la enorme oleada de inmigraciones cuando los dorios
invaden.
Y es así como por fin Ulises llega
el país de los Feacios.
Nausica (William Mcgregor)
Nausica está jugando a la pelota en
la playa con sus amigas y la pelota se aleja y cuando va corriendo a buscarla
se encuentra al bellezón de Ulises.
Una vez aquí se lo lleva la palacio
y Ulises lo cuenta todo en analepsis
literaria y Nuasica está enamorada de
ese extranjero pero no tiene haca que hacer porque Ulises ha de volver y el
propio rey Alcinoo le ayuda a constuir una balsa para que se vaya a Ítaca que
está muy cerca y por fin consigue llegar Ulises a su Ítaca.
Cuando Odiseo
llega a casa están los pretenedientes y es la diosa Atenea quien le recomienda
que no se presente así a pecho descubierto y le aconseja que se disfrace y lo hace
de anciano mendigo y andrajoso y se producen una serie de anagnórisis, reconocimiento de un personaje por
parte de otro en una obra dramática o novelesca; generalmente este hecho
provoca el desenlace del conflicto.
ARGOS EL PERRO DE
ULISES
El único que
reconoce a Ulisis cuando llega a Ítaca es su perro Argos que significa rápido
en griego, que estaba esperando a su amo y también le reconocerá su nodriza
Euriclea por una cicatriz que tenía en la rodilla y Telemáco su hijo también le
reconoce y correa abrazar a su padre reconociéndole también el porquerizo y
entre todos planean la venganza.
ULISES BESA A SU HIJO TELEMACO
En esta imagen se
ve a Telemaco abrazando a su padre y detrás a la diosa Atenea que ha estado
protegiendo a Ulises siempre, pese que otros dioses hostiles querían hacerle
daño pero el siempre cuneta con la diosa de la inteligencia.
PENÉLOPE Y LOS
PRETENDIENTES (Waterhouse)
La venganza no
puede llegar más a tiempo porque Penelope ya se ve en la obligación total de tomar esposo pues ya han pasado veinte años y
les había dicho que cuando acabase de tejer un sudario para su suegro que
estaba muy mayor Sísifo ya deciciría.
En este imagen se
la ve rodeada de pretendientes haciendole regalos y con sus criadas que se han
chivado a sus pretendientes de que Penépole deje por el día y lo desahace por
la noche, y le han han dado un ultimatum
o elige esposo o decidimos nosotros, entonces Penelope no tene más remedio que escoger
esposo. (Todas estas criadas serán
ahorcadas por Ulises).
Para decidirse
plantea una prueba que consiste el que el pretendiente tendrá que tensar el
arco de Ulises lanzar una flecha a atravesar con esa flecha doce labrys.
HACHA LABRYS
Es un hacha doble
y tiene que atravesar 12 hachas con la flecha, y prueban todos y ni uno solo es
cápaz siquiera de tensar el arcom, hasta que un méndigo que había por allóm
preguntó si podía probar y todos se mofan y se ríen del mendigo, le humillan entonces
el mendigo tensa el arco coge la flecha atraviesó las 12 labrys, se quitó en
disfraz y mandó cerrar todas las puertas del palacio y mató a todos.
LA MATANZA DE
ULISES (Gustave Moreau)
En en centro está
la diosa Atena observando todo.
Hay una escena
importante después de esta matanza que es el reconocimiento de Ulises y de Penélope
porque ella casi no le creconce han pasado 20 años y no confia que sea él.
Entonces Penélope
que es muy inteligente le hará una pequeña prueba para confirmar si era él y
ordena a las criadas que traigan el
lecho de la alcoba matrimonial y lo dispongan en medio del salón del palacio,
entonces Ulises le dice eso no puede ser porque nuestro talamo está talladoen
un olivo que crece en el suelo de esa habitación, el suelo era tierra y allí crecía
un olivo y el cabecero de la cama era el tronco de ese olivo.
Entonces Penélope
se da cuenta que solo eso lo puede saber su esposo Odiseo y se procede al
reconicimiento entrfe ambos.
EL REENCUENTRO PENÉLOPE Y ULISES
Este es el momento
en que Penélope le pone a prueba a Ulises y asi acaba la Odisea que no la
historia de Odiseo.
Contaron otros mitógrafos
que tiene que ver con su hijo Telégono que había tenido con Circe y andaba perdido por ahí, también dicen que
Ulises echaba mucho de menos navegar.
Una vez vió llegar
una flota de gente diferente cree Odiseo que son piratas y llama a sus soldados
haciendo una batalla campal en las playas de Ítaca y Odiseo muere a manos del
comandante de los piratas que no era un pirata era Telégono su hijo que cuando
creció le preguntoa su madre por su padre y Circe le dijo que era el rey de Ítaca
y pensó ir a conocerlo y como fue recibido con las armas el se defendió y
matando a su padre.
Algunos mitólogos
dicen que Penélope se casa con Telégono y engedrará a Ítalo que es el epónimo de
la raza de los itálicos, porque él procede el sure de Italia, por lo tanto la
raza italica proviene de este hijo que tuvo Penélope con su hijastro.
Bibliografia:
Penélope y las doce criadas de Margaret Atwood
Descargar gratis: DESCARGA PDF PENÉLOPE Y LAS 12 CRIADAS
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Fragmento del capito
20 dice:
“Las versiones más
descabelladas sostienen que me acosté con todos los pretendientes, uno detrás
de otro -eran más de cien-, y que luego di a luz al gran dios Pan. ¿Quién va a
creerse un cuento tan monstruoso? Hay canciones que no valen ni el aliento que
se gasta en contarlas.
Varios
comentaristas han citado a mi suegra, Anticlea, que no dijo nada acerca de los
pretendientes cuando Odiseo habló con su espíritu en la Isla de los Muertos. Su
silencio se interpreta como prueba: dicen que si ella hubiera mencionado a los
pretendientes, tendría que haber mencionado también mi infidelidad. Quizá lo
que pretendía mi suegra era sembrar la desconfianza en la mente de Odiseo, pero
ya sabéis la actitud que tenía Anticlea conmigo. Esa omisión pudo ser su
estocada póstuma.
Otros han
destacado el hecho de que yo no despidiera ni castigara a las doce criadas insolentes,
ni las encerrara en un edificio anexo y las pusiera a moler grano; según ellos,
eso significa que yo hacía las mismas marranadas que ellas. Pero todo eso ya lo
he explicado.
Hay otra acusación
más grave, basada en el hecho de que Odiseo no me revelara su identidad en
cuanto regresó a Ítaca. Dicen que desconfiaba de mí, y que quería asegurarse de
que no me dedicaba a celebrar orgías en el palacio. Pero el verdadero motivo
era que temía que me pusiera a llorar de alegría y de ese modo lo delatara. Por
el mismo motivo me hizo encerrar en las dependencias de las mujeres junto con
las demás mientras asesinaba a los pretendientes, y no me pidió ayuda a mí sino
a Euriclea. Mi esposo conocía mi gran sensibilidad y mi costumbre de deshacerme
en lágrimas y derrumbarme en los umbrales, y él no quería exponerme a peligros
ni a espectáculos desagradables. No cabe duda de que ésa fue la razón de su
comportamiento.
Si mi esposo se
hubiera enterado de esas calumnias
mientras vivíamos,
estoy segura de que habría cortado unas cuantas lenguas. Pero no tiene sentido
amargarse pensando en las oportunidades perdidas.”
(Pan es un satiro)
Esperó a su marido
durante 20 años, apelando a su inteligencia consiguió tener los pretendientes
a raya hasta ese momento, era una mujer valiente, fiel, inteligente, eso no
era posible por eso había que desprestigiarla.
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Henry Purcell Dido and Aeneas. Dido's lament
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Henry Purcell Dido and Aeneas. Dido's lament
Soy Mª Val Gago, profesora de la Universidad de Alcalá, y pido al creador de este blog que elimine todos mis materiales, protegidos por derechos de autor.
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